Todo el que tenga más de 25 años recuerda algo de la histeria colectiva que desató la banda de New Jersey al aterrizar en Santiago a principios de los noventa. Desmayos, multitudes en el aeropuerto, reinas de belleza fotografiándose con el líder del grupo mientras las quinceañeras envidiosas lloraban afuera del hotel, aguantando a cuero pelado el sol de febrero. Lo que fuera por ver al menos un mechón del vocalista más hot del momento.
Han pasado casi 20 años y los incondicionales de siempre saben que hasta hoy Jon Bon Jovi sigue llenando estadios con la misma cantidad de féminas descontroladas y una parafernalia tecnológica similar a la de U2. En páginas de internet y grupos de Facebook dedicados a la banda los fanáticos vociferan que hay algo que nos estamos perdiendo hace rato y, los más fieles, ya se cansaron de esperar. Paula Mena (28) llegó al foro chileno de los fans del grupo en tiempos de desesperanza, plagado de seguidores incomprendidos y agotados de ver pasar discos mal promocionados con giras lejos de su alcance. “Sabemos qué hace Bon Jovi porque nos metemos a Internet, pero si dependiera de la tele y la radio juraríamos que todavía tienen el pelo largo y que andan en mallas apretadas”, cuenta con cara de decepción.
Paula se cansó de soñar y decidió agrupar a todos los curados de espanto que ya daban la causa por perdida. Inspirada por su ídolo, se decidió a alzar la voz y presionar por todos lados hasta que alguien la escuchara. “Soy como Jon, sigo mis sueños y no acepto un no por respuesta. Había que retomar esa fe perdida”, asegura. A mediados del 2007 comenzó a bombardear de cartas a la alcaldesa de la Cuidad Jardín, al concejal Celis, a las radios y, hace un mes, a buscar apoyo en Facebook para reclutar nuevos adeptos y rehabilitar a los perdidos. “Los rockeros de Chile quizás se sintieron traicionados cuando Bon Jovi empezó a indagar por otros estilos, distintos al rock más glam y más pesado del comienzo, bajaron las ventas y no se supo nada más" explica.
El grupo siguió rodando a la distancia con las noventeras “Always” y “Something for the pain”. Luego vino el saludo al nuevo milenio con “It´s my life” y un par de álbumes que en Chile dieron poco que hablar. Paula los tiene todos y sabe bien que el 2005 ganaron el World Music Award por vender más de 100 millones de discos hasta esa fecha, que el 2006 ingresaron al UK Music Hall of Fame y que finalizaron el tour del álbum “Have a Nice Day” (2006) con ganancias cercanas a los 130 millones de dólares, sólo aventajados por el “Confession’s Tour” de Madonna y por el “Bigger Bang World Tour” de los Rolling Stones. Ahora se sabe que Canal 13 los quiere traer para impulsar una nueva productora de megaeventos y que una de las razones es la exitosa gira del último disco “Lost Highway” que dejó 112 millones de dólares en la cuenta del grupo.
Paula está optimista, el nombre de la banda suena más que antes y asegura que, si no hubiesen hinchado a más de uno con el "Plan Presión Masiva", esto no estaría pasando. “Lo más gratificante es ver cómo la gente se esta uniendo, en Facebook postean fans entre los 15 y los 35 años, llaman a las radios y están poniendo de su parte para cumplir el sueño. Me escriben dándome las gracias y yo les agradezco a ellos, es increíble cómo estamos metiendo bulla”. Y si le dicen que ser fan es cosa de adolescentes ella se pregunta “Baaah…¿ Y qué saben ellos de pasión por la música? ¿Lo que es que se te aprete la guata con una canción?”. Hay que echarle la culpa al Rock and Roll...
I love you "caleta"
El vapuleo constante de la crítica especializada que los ha tachado de "rockeros plásticos" o "máquinas generadoras de hits" no ha logrado detener el fervor de muchos fans que los esperan y siguen a dónde sea. Karen Román (25) decidió partir a buscarlos, al estilo Mahoma y la montaña, logrando llegar hasta lo inimaginable: la puerta de la casa del líder de la banda. Tomó una desición drástica mientras veía que la gira estaba terminando y Sudamérica nuevamente no estaba en la ruta. “La única manera de poder verlos era viajar y no quedaba otra que aperrar y partir con lo que junté por años...", afirma. “Y el resto, a puros prestamos no más…”.
La creyeron loca y se lo recordaban constantemente, pero ella insistió en que tenía que hacer lo que su corazón le pedía: “Tuve problemas, a mi compañera de viaje no le dieron la visa, se perdieron entradas que sólo ella podía retirar en Estados Unidos, casi me quedé con los crespos hechos".
Las pérdidas financieras no le dolieron, la banda le alimenta el alma y, según ella, eso no tiene precio. Encontró nuevas compañeras de viaje y durante dos semanas y media recorrió las calles de Boston y Nueva York cantando a voz en cuello las canciones de Bon Jovi, declarándoles abiertamente su amor. Fue a 5 conciertos, toda una maratón que la llevó a estar junto al escenario, a escazos metros de la banda. “En el primero no corrí para llegar adelante…, volé…", cuenta orgullosa. "En ese momento no piensas...solo actúas. Yo era la descontrolada, allá cada personaje está en su puesto, nadie se empuja”.
¿Darle la mano a Jon Bon Jovi también iba incluido en el pack turístico? Aparentemente no, pero estaba dispuesta a buscarlo por donde fuera. De tanto vociferar por las calles llegó, dateada por una gringa, hasta el edificio del cantante que de New Jersey se mudó a Manhattan. Abordaron al conserje a punta de spanglish, le pidieron prestado el baño y le regalaron un buen vinito chileno para que soltara la firme: el amor de sus vidas saldría a las 16:30 hacia el Madison Square Garden donde esa noche se cerraba la gira.
Eran 4 inofensivas chilenas esperándolo, pero como nunca se sabe con el fervor latino, otro conserje reacio a los sobornos, llamó a una patrulla para que escoltara al rockero que salía por la puerta principal. Bajo la atenta mirada de los policías, el ex melenudo soltó un “Hi!” y con una sonrisa algo nerviosa les dio la mano. Karen recuerda todo en cámara lenta: "Yo no reaccionaba... le tomé la mano y era como tener un algodón... te juro, demasiado suave...y cuando se fue le grité I LOVE YOU, CALETA!!!, me salió del alma". Ella asegura que no fue suerte, fue perseverancia. Por eso no se rinde y sigue esperando a que vengan: los quiere en Chile para repetirse el bocado. La moraleja, va para los que anhelan verlos en la Quinta Vergara, a cruzar los dedos y mantener la fe, así tal vés la cosa resulte mejor de lo que esperan.